Así que te ha picado la curiosidad y quieres saber más de mí, ¿eh?
Pues encantada: Soy Eva López
*Nota:
Es 11 de agosto y estoy escribiendo esto desde el aeropuerto de Londres. He perdido la conexión y me quedan 6 horas para coger el siguiente vuelo destino a Madrid.
Estando aquí me ha dado tiempo a hacer muchas cosas: hipotecarme para comprar una botella de agua, hacerme amiga de una ancianita de Sri Lanka y también me ha dado tiempo a pensar en algo…
Pensaba en mis inicios y en lo que me ha llevado hasta aquí.
Conocí el copywriting un poco de casualidad...
Yo antes era diseñadora web.
(Curiosamente, muchos emprendedores empezamos así)
Un día me suscribí a una lista de un copywriter calvito. No recuerdo por qué lo hice, solo sé que después de eso, cada día me enviaba un correo a las 9:45.
Después de 4.536 correos donde él me intentaba funnelizar y yo me resistía, al final caí: Le compré su curso para escribir correos de venta.
Y te digo más.
El libro me gustó tanto, que desde aquel entonces empecé a investigar eso del copy y decidí formarme como una posesa.
Quería ser la mejor.
Estudiaba como si estuviera poseída por Satanás, día y noche. Noche y día, no comía, no bebía (bueno, beber sí, la piña colada era mi fiel compañera de fin de semana…).
- Me devoré libros de copywriting en inglés y español.
- Hice cursos y escuchaba podcasts del sector.
- Aprendí 392481934752 fórmulas de copy como la PASTOR, AIDA, ADP…
- Me descargué las típicas plantillas de copywriting en la que sustituyes las casillas en blanco.
- Memorizaba las famosas "palabras que venden" y las usaba en mis textos (incluso las repetía antes de irme a dormir, con el pijama puesto): "gratis", "exclusivo", "oferta"... Resonaban en mi cabeza mientras perdía la conciencia atrapada por los brazos de Morfeo
- Contaba historias (o storytelling que tiene más caché). Las historias venden. Eso lo sabe todo el mundo. O al menos es lo que dicen los guruses.
Cuando cogí a mi primer cliente y empecé a trabajar como copywriter me di cuenta de que todo esto que había aprendido no había servido para nada…
Me sentía una impostora.
Me veía utilizando fórmulas como me habían enseñado y atacando puntos de dolor como una loca sin ton ni son.
Al final acababa haciendo mi trabajo medio gratis porque realmente no creía en lo que hacía.
Y por si esto fuera poco…
mi copy también era muy parecido a lo que hacían otros copys de mi competencia. Parecían que todos teníamos la misma voz.
¿No se supone que el copy sirve para diferenciarse?
Entonces decidí ponerme las pilas
Y quise romper las reglas.
Después de estar dos años trabajando como copywriter para distintos clientes y formarme con Miguel Vázquez (uno de los mejores copys de España), empecé a verlo todo con claridad.
Por fin entendí las bases del copywriting.
Yeah, mama.
El copy no trata de fórmulas, plantillas o palabras que “venden”.
Se trata de una cosa:
Saber lo que el otro quiere y mostrárselo de la manera más atractiva posible para que compre.
¿Y cómo consigo esto?
Conociendo a tus clientes como a mi misma, utilizando determinadas técnicas de psicología de ventas y redactando de una forma particular.
Mi objetivo como copywriter es crearte un copy diferente y que engancha. Un copy que no suene a lo mismo de siempre. Que no suene a la típica publicidad de 2019.
Ya no puedes hacer lo mismo que hace tres años.
Mi método es sencillo: huyo como si me persiguiese un cocodrilo de clichés, fórmulas, plantillas y demás movidillas. Huyo de lo que todos hacen.
Para los que quieren destacar tengo esto:
Consejos de copywriting para emprendedores que quieren llenar las plazas de su programa
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Podría decirte que te enviaré un correo al día, pero lo cierto es que no tengo tiempo y me da un poco de perecita.
De esta manera ni te saturas ni me saturo. Seremos como esas amigas que quedan una vez al mes para contarse la vida.
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